La
palabra tiene poder y lo que se dice es un primer paso para materializar lo que
pensamos.
El
popular ejemplo del vaso de agua medio lleno o medio vacío; radica en que una
persona positiva tendrá ante sí un vaso medio lleno y disfrutara de su
contenido; para quien se encuentra en el lado opuesto dirá que está medio vacío
y se enfocará en ver que otros tienen más. La persona que aprecio el vaso medio
vacío el universo se encargará de darle más, será un gentil y benévolo protector;
porque sus pensamientos son similares y el mismo es quien atrae estas
circunstancias a su mundo; pero que pasa con el ser negativo, Dios el universo
o como quieran llamarle como sabio padre y maestro va insistir e intervendrá
sacudiéndole; la mejor manera es quitándole ese medio vaso de agua que tenía. Quizás
el primer paso sea reducir la medida; si aun sigue mirando el vaso del vecino
lo harán aun más, hasta que regrese la
mirada y recuerde que tenía un vaso medio lleno y cuando fue así no lo disfruto
y mucho menos agradeció.
Esto
pasa casi en todo, padres que se quejan de los hijos, hijos que se quejan de
los padres, esposos de sus esposas y viceversa. Pero qué pasa cuando se van y
que peor si es para siempre.
El
universo se encarga de llevarnos al lugar que nos pertenece si nos quejamos
vivimos enfrascados en un mar de negatividad y frustración que consigo traerá más
negatividad y frustración hasta llegar a un límite si sobrepasamos este limite empezamos
a perder. Que tanto debemos perder para comenzar a valorar lo que tenemos.
El
acto de agradecer nos lleva a cambiar de polaridad atrae en nuestra vida
pensamientos de prosperidad los que son pilares fundamentales para construir,
para empezar a cambiar y obtener el de
bienestar que ansiamos.